ALMA


El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. (NSF) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile. Es el mayor proyecto astronómico del mundo.

ALMA está situado en el desierto chileno de Atacama, el conjunto de antenas se encuentra en el altiplano de Chajnantor, una planicie a una altitud de 5.000 metros. Esta ubicación fue seleccionada particularmente por la sequedad y altitud. El sitio de ALMA es el lugar perfecto para un nuevo telescopio capaz de detectar ondas de radio de sólo milímetros de longitud de onda.

            ALMA es un telescopio único con un diseño revolucionario, compuesto inicialmente por 66 antenas de alta precisión, que operará a longitudes de onda de 0,32 a 3,6 mm. Su conjunto principal tiene cincuenta antenas de 12 metros de diámetro cada una, que actúan conjuntamente como un solo telescopio: un interferómetro. Esto se complementa con un compacto conjunto adicional de cuatro antenas de 12 m de diámetro y doce antenas de 7 m de diámetro.

            Las antenas ALMA pueden configurarse de distintas maneras, y las distancias máximas entre antenas pueden oscilar entre los 150 metros y los 16 kilómetros, lo que proporciona a ALMA un potente "zoom" variable. Podrá sondear el universo a longitudes de onda milimétricas y submilimétricas con una sensibilidad y resolución sin precedentes.

Las Antenas de Alma

La parte más visible de cada antena es el disco o plato, una gran superficie reflectante. La mayoría de las antenas de ALMA tienen 12 metros de diámetro. Cada antena juega el mismo papel que el espejo de un telescopio óptico: captura radiación proveniente de objetos astronómicos distantes y la focaliza en un detector que mide dicha radiación. La diferencia entre los dos tipos de telescopios es la longitud de onda de la radiación detectada.

La luz visible captada por los telescopios ópticos es solo una pequeña fracción del espectro de radiación electromagnética, con longitudes de onda que oscilan aproximadamente entre 380 y 750 nanómetros. ALMA, por el contrario, realizará sondajes del cielo en busca de radiación a longitudes de onda más largas, que oscilan desde unos pocos cientos de micrómetros hasta 1 milímetro (aproximadamente mil veces más largas que la luz visible). No es de sorprenderse que esto se conozca como radiación milimétrica y sub-milimétrica, que se encuentra en el extremo de las longitudes de onda muy cortas de las ondas de radio.


Esta longitud de onda más larga es el motivo por el cual las antenas de ALMA no son espejos, sino que poseen una superficie de paneles metálicos. Las superficies reflectoras de un telescopio deben ser virtualmente perfectas: si presentan defectos mayores a un porcentaje pequeño de la longitud de onda a detectar el telescopio no arrojará mediciones precisas. Las longitudes de onda más largas, que las antenas de ALMA detectarán, determinan que a pesar de que las superficies son precisas hasta dentro de los 25 micrómetros – mucho menos que el espesor de una hoja de papel, los platos no requieren del acabado de los espejos en los telescopios que detectan la luz visible. De manera que a pesar que las antenas de ALMA se asemejan a los discos gigantes para señales satelitales, para un fotón (partícula de luz) en la longitud de onda sub-milimétrica, son superficies reflectantes casi perfectamente lisas, focalizando los fotones con gran precisión.
          


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